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ISMN
Ref.
Seducido por la belleza expresiva y la lírica del oboe, y por mi especial predilección por el género Sonata para instrumento y piano, a petición de la joven y excepcional oboísta Pilar Bosque, empecé a escribir esta sonata en diciembre de 2009. Al mismo tiempo, el grupo Enigma de Zaragoza y su director Juanjo Olives, me encargaron escribir una obra para orquesta de cámara en las mismas fechas. Juntando los dos proyectos, diseñé una obra que pudiera ser Sonata y Concierto al mismo tiempo. Así pues, al escribir la parte de piano ya tenía en mente la futura orquestación de la obra.
La composición está concebida en tres movimientos que también pueden ser interpretados, si se desea, como tres piezas independientes: Obertura, Berceuse y Tarantella.
La Obertura sigue una gran forma Sonata en toda su estructura temática. Sin llegar a ser una obra atonal, no sigue ningún plan tonal tradicional en sus secciones Exposición, Desarrollo y Reexposición. A tempo de Allegro, el solista presenta un variado diálogo con el acompañamiento que, como ocurre en todas mis sonatas, acostumbra a mostrar relieves prominentes. El punto culminante se logra hacia el final del Desarrollo, y también en la brillante Coda.
La Berceuse es una pieza muy lírica y expresiva con un punto de melancolía, donde el oboe canta en todos sus registros, desde el grave oscuro hasta el fino y dulce registro agudo.
La Tarantella, como el título apunta, es una danza rápida y divertida donde el solista luce sus posibilidades virtuosísticas en el primer tema, y las expresivas en el segundo. Antes de la Cadenza, y para que el solista pueda descansar, el piano (o la orquesta) inician un importante espacio tensional en forma de interludio.
Un reducida y modificada reexposición de los dos temas combinados nos lleva a un final trepidante.
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