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En 1945, estando Casanovas en Nueva York, se enteró de que había un concurso para instrumentistas en el Columbia Hall. Su intención era presentarse al de flauta, pero, como el de saxofón era antes, decidió presentarse también. La obra obligada era el Concertino da camera de Jacques Ibert, y Casanovas presentó, además, como obra libre sus Guajiras. En esta hacía un alarde de sus cualidades expresivas y técnicas, entre ellas, su veloz doble picado, admirado por todo el que lo oía por su difícil ejecución en el saxofón, incluso considerado imposible por muchos. Entre el centenar de grandes saxofonistas virtuosos que se presentaron, Casanovas ganó el Primer Premio y el Botón de Oro por delante de los americanos Sigurd Raschèr (segundo) y Ray Starita (tercero). Se da la circunstancia de que Raschèr, de origen alemán, fue el dedicatario de más de doscientas obras para saxofón de importantes compositores del siglo XX, entre ellas, el célebre Concertino da camera de Ibert, obra que estrenó en 1935. A pesar de ganar el Premio Columbia, Casanovas cogió tal cabreo que lanzó el saxofón por la ventana del piso donde se alojaba, tras enterarse de que solo podía concursar con un solo instrumento y que ya no podía presentarse con la flauta, que era lo que él deseaba.
La guajira es un género musical derivado del punto cubano. En los años 1930, fue refinada y popularizada como “Guajira de Salón” o “Guajira-Son” por el cantante y guitarrista Guillermo Portabales. Su ritmo utiliza alternativamente los compases de 6/8 y 3/4.
Guajiras de Casanovas consta de una introducción que comienza con una breve introducción del piano, cuyos motivos repite el solista y desarrolla con un cierto aire español aflamencado. A continuación, el piano inicia un “Tiempo de Guajira” que sirve de base para que el solista exponga el tema y diferentes variaciones a base de escalas, arpegios y dobles notas. Para finalizar, se repite la introducción del inicio que se interrumpe para que el solista haga una cadencia rematada por una breve y conclusiva coda de dos compases.
La presente edición de Guajiras está basada en el manuscrito de la versión para flauta y piano que hizo el propio autor en 1981 y que lleva la siguiente dedicatoria: “Recuerdo para Juan Francisco Cayuelas”. En esta versión, el autor propone durante el “Tiempo de Guajira” varios compases alternativos u “ossia” según sea la destreza del solista que la toque, además de una cadencia diferente y más extensa de la original para saxofón.
Juan Francisco Cayuelas Grao
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