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Ref.
Piezas para piano de Arthur Carreras i Roure
La bicyclette
Obra de pretensiones sencillas, básicamente de entretenimiento, se trata de una habanera que debía ser interpretada en lugares de ambientes distendidos. Fue publicada por el editor francés Th. Jouve, de la calle de l’Odéon 14. Una anotación manuscrita en el ejemplar original menciona al hermano Joan de Déu, quien también fue músico pero finalmente se decantó más por la enseñanza del francés como medio de vida.
La cubanita
Se trata de una obra sin muchas pretensiones, alegre, divertida y con afán de gustar y entretener al público para el cual debía tocar el autor. Fue publicada por los editores Lemoine et fils, de la calle Pigalle 17 de Paris.
Pichinette
Mazurka editada también por Th. Jouve de Paris. Esta obra parece estar creada para bailar o acompañar una cena o velada en un restaurante.
La Charité
Esta pieza, dedicada a la princesa Frederica de Hannover, y editada también por Th. Jouve, es completamente diferente a las otras tres obras, y nos muestran a un Arthur Carreras virtuoso y consumado pianista. Se trata de un tema y variaciones, a las cuales antecede una introducción en tempo lento. La primera variación tiene forma de trémolo, recurso que también utilizaba su padre. La segunda se basa en unos arpegios endiablados en la mano derecha, que requieren una técnica excelente, mientras que la mano izquierda ejecuta el tema. La tercera y última variación toma la forma de un ostinato de arpegios con la melodía en la voz superior. Es una obra de alta exigencia técnica y que evidencia la excelente formación musical que atesoraba nuestro autor.
Cantos y bailes populares españoles, para piano
Laureà Carreras i Roure (Girona, 1848 – Manila, 1887) fue uno de los hijos de Joan Carreras i Dagas que ayudó a su padre en la tarea de enseñar música y otras asignaturas al alumnado invidente que acudía a la Escuela de Ciegos, fundada por el patriarca de la familia en la ciudad condal. Según indica la bibliografía, ayudó notablemente a mejorar el sistema Braille para leer música, siendo incluso premiado en la exposición general catalana de 1871. Ganó la plaza de músico en uno de los regimientos españoles destinados en Filipinas, donde moriría en 1887.
Compuso varias obras, entre las que varios medios de la época destacan sus “Cantos y bailes populares españoles”. Concebidas como doce composiciones para piano solo, de marcado tono popular y folclórico, podemos decir que se enmarcan dentro de la corriente del nacionalismo musical de la segunda mitad del siglo XIX, aunque sin llegar a tener la importancia de las obras de Felip Pedrell, Joaquim Malats o Isaac Albéniz, a los que no sabemos si Carreras i Roure llegó a conocer. Sin embargo, es remarcable que esta obra, publicada por la casa Vidal i Roger de Barcelona, y que no podemos fechar con exactitud ―si bien muy probablemente componerse y publicarse antes de su marcha a Filipinas― es una modesta precursora de las grandes obras para piano solo de Albéniz, inspiradas en temas populares españoles, como “Iberia” o “España”.
La obra que presentamos originalmente estaba estructurada en doce piezas breves, de las que sólo se han conservado diez. Cada una está asociada a una determinada región o nación española, y aunque en esa época el elemento andaluz era el predominante en lo que respecta al imaginario artístico español, nuestro autor ofrece una mirada más extensa y menos restringida, y dedica así cuatro piezas a la música propia de Cataluña ―de la que sólo se han conservado la primera, la segunda y la cuarta―, una de Aragón, una de Galicia, una del País Vasco y cuatro de Andalucía, de las cuales una está dedicada especialmente a la región de Málaga.
Las diez piezas que editamos no son obras de un gran virtuosismo pianístico, pero sí captan, con una simplicidad engañosa, el espíritu de los diferentes lugares y las diferentes danzas y cantos a que se refieren los títulos de las piezas. Así pues, las inspiradas en Cataluña, que llevan por título “Ball de rams”, “Ball de Sant Joan” y “Sardana”, imitan la precisión rítmica y la austeridad de las celebraciones religiosas y las danzas populares en las que se inspiran, con motivos simples pero eficaces. La pieza dedicada a Aragón, “Jota”, recuerda en muchos momentos la mencionada composición. En cuanto a la obra gallega, “Gallegada”, con unas harmonías casi impresionistas, es una pieza que se aleja de la música tradicional gallega, quizás para intentar captar el ambiente brumoso y místico de esta tierra. El “Zortzico” vasco es una pieza de carácter casi épico, heroico y con un ritmo marcado y una harmonía rotunda. Las cuatro piezas relacionadas con Andalucía son probablemente las más difíciles de ejecutar a nivel técnico. El “Fandango”, la “Caña”, el “Bolero” y, especialmente, la “Malagueña” imitan los palos del flamenco del mismo nombre, con temas de carácter muy andaluz, y con una escritura en algunos momentos virtuosística, sobre todo por el tempo y el registro en el que deben ejecutarse.
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