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Llegenda y Tarantel·la fueron escritas en 1929, originalmente para violonchelo y piano. En esa época, Margarita Orfila retomaba la labor compositiva después de unos años dedicada a la familia por el nacimiento y crianza de sus cinco hijos. Son obras de madurez, compuestas cuando la autora había consolidado ya un prestigio en la escena musical catalana. Fueron estrenadas conjuntamente por la propia compositora al piano y su hijo Francisco Alfonso Orfila al violonchelo, el día 11 de mayo de 1941 en la Escuela Municipal de Música de Barcelona. La crítica elogió la inspiración de las obras, así como la amplia técnica y el vigoroso temperamento del joven violonchelista. La música de cámara de Orfila era bien conocida dentro de su círculo y gozaba de gran aceptación. En el año 1959, en Barcelona, músicos de renombre como el violinista Jaume Llecha y la pianista Sofía Puche interpretaron en concierto la versión para violín y piano de Llegenda i Tarantel·la, junto con otras obras de la compositora.
Llegenda, también llamada Impressió (Impresión) o Elegia (Elegía), irradia una genuina luz mediterránea; su melodía principal, cantada y fluida, contrasta con una sección central construida sobre un motivo popular catalán. Tarantel·la, fiel a su nombre, muestra un carácter brioso y ligero, típico de la danza originaria del sur de Italia. Destacan también sus momentos líricos y ricas modulaciones, cautivando al oyente hasta culminar en un final vibrante y lleno de energía.
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