Sinfonía cántabra

Es una sinfonía escrita con un lenguaje sencillo y un tratamiento casi mágico en la modulación, difuminando cualquier sensación imprevista que consienta obstaculizar la propia esencia de una melodía tan oriunda y tradicional.

Un pensado “retrato musical” estructurado en tres movimientos haciendo honor a tres grandes pilares: Dios, cielo y tierra… en el que se intercalan breves fragmentos sutilmente arriesgados, dado el carácter contemporáneo de los mismos, con constantes cambios de unidades y valores métricos, evitando complicadas interpretaciones rítmicas para no empañar lo natural del folklore, respetando así las longevas raíces de lo popular.

I.- Moderato: se percibe una clara bienvenida; un saludo de elegante acogida, a modo de invitación, que permite conocer y saborear como si de un bálsamo se tratara, esta tierra montañesa.

II.-Scherzando: el más breve de los tres, se respira una frescura de juventud bañada en fiesta, que emerge de un inquieto y dominante mar… susurrando a los vientos que cortejan las olas… y bailando éstas al son de un tímido, fascinador y melodioso canto de ninfas.

III.-Maestoso. Solemne: posiblemente el más emotivo, representaría la solemnidad, distinción, grandiosidad y belleza.

Una noble y coronada gallardía paseando entre montañas, sin perder la vista atrás y empuñando con orgullosa lealtad el amor y el respeto a una tierra que la vio nacer.

                                                                                ¡Cantabria!

“Un manantial de inspiración… 

                                                                                …para esta humilde sinfonía”

Esperanza Zubieta Trives

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