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ISMN
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Compuesta durante el verano de 2010 y aprovechando un encargo de la Orquestra Simfònica de Barcelona Nacional de Catalunya, la Sinfonía nº 5 “Mundus Noster” tiene una forma más cercana al poema sinfónico que a la música pura. Con la intención de establecer una comunicación más directa con el receptor, he planteado musicalmente situaciones de nuestro mundo contemporáneo. En los tres primeros movimientos he intentado plasmar realidades y situaciones objetivas de nuestra sociedad actual. Sin embargo, el último movimiento es una visión más personal sobre como afrontar, a nivel individual, nuestro entorno.
En vez de titular los movimientos con expresiones italianas de tempo, he preferido concretar las situaciones expresadas con títulos bien delimitados. De esta manera, en el primer movimiento planteo por separado el primer contrasentido de nuestro mundo: El poder (mundo rico) y la miseria (mundo pobre). El poder está representado por los instrumentos de metal y los timbales con un carácter solemne. La respuesta de la pobreza aparece en las cuerdas estáticas en un principio, que se vuelven plañideras con una melodía que crece en tensión bajo un lamento de violas. La ambición será un espacio de tempo vivo donde los temas del poder y la miseria son manipulados de manera frenética bajo la idea de un gran crescendo agitado que siempre quiere ir más allá. La acumulación energética es tan brutal que al final explota súbitamente.
El segundo movimiento empieza con una lenta introducción en forma de reflexión en el registro grave de los violonchelos, acompañados de harmonías diáfanas y consonantes del arpa y el vibráfono. El lenguaje musical cambia de repente para plantear la hipocresía en una polka grotesca seguida por un vals de lirismo falso y engañoso. Las harmonías son disonantes (clusters) y quieren expresar el mundo hipócrita habitual en nuestros tiempos.
El tercer movimiento, como el segundo, también empieza con un espacio lento y reflexivo, pero en este caso en el registro agudo de las cuerdas (solos de violín y viola), bajo una visión más elevada y contemplativa. El contraste llega con la violencia de la percusión en el tempo rápido de la música. Con un ritmo insistente sin freno, la violencia de nuestro mundo quiere plasmar los conflictos bélicos y en general agresivos de la humanidad. En su parte central, sonidos heroicos de los “egos” personales se visualizan en una música más triunfal.
Para terminar, en el último movimiento se presenta una resolución más positiva. Todo el movimiento es lento con varias fases de evolución. Empieza en la más profunda depresión, con un lamento donde destaca el oboe suplicando justicia bajo un mundo caótico en les cuerdas y los metales. Una vez serenado el ambiente, la esperanza nace con un canto de paz en las cuerdas y el arpa. El tejido harmónico y contrapuntístico se vuelve amable y tonal. La música se eleva para llegar a un espacio luminoso (glockenspiel, arpa y vibráfono) que más tarde culminará con la superación individual por encima del medio. Unos acordes de Do Mayor lejanos se visualizan en les cuerdas para acabar imponiéndose a los metales con un final más afirmativo y vehemente.
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