Pequeños solistas, Piezas para violonchelo y orquesta de cuerda

45,00

Adaptación de obras conocidas de Goltermann, Ronchini, Fauré y Marcello para violonchelo solista y orquesta de cuerda con la intención de abrir posibilidades a jóvenes intérpretes.

Descripción

Autor

VALERO, Ana

Formato

(Complete set)

Instrumentación

Violonchelo solista y orquesta de cuerda

Páginas

48 + 9+9+9+9+7+10

Any composició

ISMN

979-069220-948-5

Ref.

100-905PACS

Georg Goltermann (1824-1898). La foi (La fe)

Ferdinando Ronchini (1865-1938). Mazurka

Gabriel Fauré (1845-1924). Siciliana

Benedetto Marcello (1686-1739). Sonata (Mi menor)

 

Durante mis años como alumna de violonchelo en diferentes conservatorios, tuve la oportunidad, y la obligación, de realizar una audición trimestral pública. Cuatro cursos de enseñanzas elementales, seis de profesionales y cuatro de superior, muchas audiciones que me sirvieron para entender lo que significa un escenario y para atemperar nervios. Todas estas actuaciones tenían un denominador común, eran acompañadas con piano, aunque algunas veces aparecían las suites de Bach y ni tan siquiera divisaba la cara amable del pianista.

He de reconocer que haber tocado acompañada por una orquesta hubiera sido una experiencia insuperable, pero existen varios problemas para que un alumno pueda disfrutar de esta vivencia:

  • El repertorio para instrumento solista y orquesta suele estar escrito para verdaderos solistas, músicos formados con una alto nivel técnico e interpretativo que pueden afrontar las dificultades de las piezas
  • Las partes orquestales son para una orquesta sinfónica con una plantilla grande; no hay que olvidar que la gran mayoría de estos conciertos se escribió durante el periodo romántico, de modo que la orquesta de estudiantes de un conservatorio difícilmente puede interpretarlos con solvencia
  • Si pensamos entonces en una orquesta profesional, no tiene demasiado encaje que el solista sea un niño que toca como una parte de su formación, sin ninguna pretensión mayor

Acabar con los problemas enumerados, es la razón que me ha impulsado a afrontar este trabajo, planteándolo bajo dos premisas fundamentales:

  1. El solista debe ser un alumno de buen nivel, pero no necesariamente un prodigio. Por ello he elegido para orquestar, piezas que en las programaciones didácticas se encuentran al final de las enseñanzas elementales o al principio de las profesionales, nada de grandes obras.
  2. La parte orquestal la podrán interpretar sus compañeros con la orquesta del centro. Para ello, he simplificado partes y he tenido en cuenta los contenidos técnicos de cada una de las voces.

Ana Valero Lobato

Información adicional

Peso 0,345 kg

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