Memoràlia, Movimiento sinfónico para orquesta

Todos somos conscientes del papel que juega la memoria en nuestras vidas y, a medida que éstas se prolongan, se incrementa la presencia y el sentido de la más remota con respecto a la más inmediata, al contemplar el pasado desde una perspectiva más amplia. De una forma análoga es capital e imprescindible la intervención de la memoria para la fruición plena de la música pues, sin ella, se reduciría a meras sensaciones inconexas carentes de sentido. No es de extrañar, pues, que en las últimas etapas de mi ya larga vida haya compuesto tres obras, dos sinfónicas y una de cámara en las que figuren citas de otras anteriores de fechas bastante distanciadas. Titulé la primera de ellas Biofonía (1982), la segunda Rhumbs (1988) y la que hoy se estrena Memoràlia (1989), palabra inexistente en el diccionario, que trata de sugerir su intención y contenido. Las tres están concebidas en un solo movimiento polimórfico de 12 a 13 minutos de duración y en el caso de la última, las 12 secuencias que la integran se basan en breves citas de obras mías de los años 1925, 1934, 1948, 1967 y 1972. Como puede observarse por las fechas de las mismas, todas ellas expresan sensaciones y sentimientos que se inician con las ilusiones juveniles, prosiguen con las interrogaciones de la adolescencia y períodos de plenitud seguidos por adversidades que culminan en los dos últimos, dando paso a una cierta serenidad final llena de recuerdos del pasado.

Es de señalar que a pesar de la variedad de circunstancias que se reflejan en los distintos períodos de la obra, creo que siempre existe entre ellos una evidente unidad profunda que las relaciona íntimamente entre sí,  por ser reflejos de una misma vida.

Joaquim Homs (1991)