Sonata para violín y piano

La Sonata para violín y piano Op.12, fue un encargo de mi amiga y gran violinista Mª Antònia Pons- Estel, para ser interpretada en Paris, durante un ciclo de conciertos en la Sala de Honor del palacio Les Invalides, organizado por el Instituto Cervantes. La obra está dedicada a ella, quien precisamente la estrenó el día 25 de abril de 2003. La pieza fue compuesta durante los meses de septiembre a noviembre de 2002. Está dividida en tres movimientos:

I. Sostenuto. Allegro ruvido

Comienza este primer movimiento con un canon a la 8ª a tres voces, pausado y sumamente expresivo, en el que poco a poco va aumentando la tensión hasta que desemboca en el allegro con forma de sonata y carácter rudo. En esta introducción aparecen todos los elementos melódico-temáticos de los que se derivará gran parte de la obra entera. En el allegro, el primer tema surge del giro melódico de los primeros compases de la introducción, es muy enérgico. Este tema, que pasará de un instrumento al otro, se desarrolla brevemente y se funde en un puente más relajado que preludia el segundo tema, un poco más tranquilo. En el desarrollo aparecen elementos de los dos temas anteriores tratados contrapuntísticamente. En la reexposición se invierte el orden de los temas.

II. Lento. Poco adagio

Está escrito en forma ternaria reexpositiva, pero tratada libremente. Comienza con unos compases algo misteriosos con armónicos del violín y unas quintas superpuestas en el piano. Enseguida entra un tema lírico en el piano que seguidamente pasa al violín con sordina. Tras un pequeño inciso, dolente en la partitura, un diálogo sereno entre los dos instrumentos nos lleva a la sección central en compás de 5/8, derivada melódicamente del primer tema del movimiento anterior. Una corta recapitulación y reminiscencia del primer tema conduce a los compases iniciales para cerrar el movimiento.

III. Allegretto

El último movimiento es formalmente más complejo, ya que aparentemente es un rondó, pero se han introducido algunas variantes. El primer tema con carácter obstinado también recuerda melódicamente el principio de la obra pero muy modificado rítmicamente. La segunda sección, de carácter apasionado, ofrece un gran contraste con la primera, que inmediatamente se vuelve a repetir fraccionadamente, llegando a un clímax que queda en suspenso. Un súbito cambio de tempo nos recuerda, por unos instantes, el dolente del II movimiento. Irrumpe entonces una sección agitada de desarrollo de los dos temas principales, muy energético y lleno de cambios rítmicos. Antes de la coda final, derivada del primer tema, y que concluye brillantemente la obra, se reexpone variando una parte del canon del principio.