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ISMN
Ref.
Esta obra no es una sinfonía de grandes dimensiones, y aunque tiene un estilo claramente clásico; tiene un único movimiento y no los cuatro habituales en las sinfonías de este período.
La instrumentación es la propia de una orquesta clásica: las cuatro secciones de cuerda, más la sección de contrabajos, que en el manuscrito está escrita en el mismo pentagrama que la sección de violonchelos, una flauta, dos clarinetes escritos en la tonalidad real, un fagot, y dos trompas escritas en el mismo pentagrama y transpuestas a Sol.
Al realizar esta edición moderna, hemos transcrito los clarinetes en su transposición habitual (Si bemol). Además, hemos escrito las dos trompas en pentagramas separados y las hemos transpuesto a Fa, y finalmente hemos separado las secciones de violonchelos y contrabajos en dos pentagramas separados. Cuando el manuscrito así lo indicaba, hemos escrito notas diferentes según las tuviesen de tocar los violonchelos o los contrabajos. Pero si el manuscrito no lo indicaba, nos hemos limitado a escribir las mismas notas para los contrabajos que para los violonchelos, en su tesitura correspondiente. Lo hemos hecho así, aunque esto pudiese comportar una gran exigencia técnica para los contrabajistas, ya que en algunos compases aparecen figuras rítmicas de fusas.
Una de las pequeñas dificultades que nos hemos encontrado al preparar la edición, ha sido la ausencia de una indicación inicial de tempo. Teniendo en cuenta que al inicio de la exposición del tema principal el autor indica el tempo Allegro, hemos decidido poner una indicación inicial de Andante. El contraste entre unos primeros compases en pizzicato de la cuerda a un tempo relativamente lento, a modo de introducción de lo que será un tema de tempo rápido y por momentos, vibrante, nos ha hecho decidir que era lo más acertado, para ser coherentes con el estilo clásico que emana de toda la obra.
Como hemos dicho, se trata de una pieza de estilo clásico, con reminiscencias mozartianas y, sobre todo, rossinianas. Es conocida la gran influencia que Rossini y la música italiana ejerció sobre la música española y catalana del siglo XIX, y esta sinfonía, en un solo movimiento, podría haber sido compuesta como obertura de una ópera del compositor italiano. En algunos momentos de la obra, los crescendos y la intensidad con que se repiten los motivos rítmicos, recuerdan fácilmente al inicio de un “Guillermo Tell” o alguna otra ópera de Giacomo Rossini. Talvez solo se podría objetar a esta reminiscencia rossiniana, la falta de algún tipo de percusión, pero no sabemos en qué condiciones se interpretó la obra, ni tampoco si se llegó a estrenar. Por lo tanto, es probable que unos timbales u otro tipo de percusión, se considerara como demasiado ruidoso o mundano por parte del autor o de alguna autoridad eclesiástica. Por otro lado, tampoco sabemos con certeza con que efectivos contaba la orquesta que tenía que interpretar la obra.
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